1. Relato Erótico
He tenido que ir a terapia, mis emociones estaban descontroladas o al menos eso creía yo. Pero despues de estar con la Terapeuta me he dado cuenta que soy adicta – o ninfómana- del sexo y de las emociones que me llenan de placer.
ES difícil despejarse de ese momento de atracción. De la adrenalina. O tal vez, sean las endorfinas de cuando estás mirando a una posible “victima” de tus deseos sexuales.
Me excita ese juego de miradas. Las manos moviendose por el aire mientras hablas, pensando que estarán diciendo exactamente. Manos que se dirigen hacia el espacio que hay entre los dos.
Un espacio invadido por ti, por tu persona pegada a mi. Sintiendo el alo de tu aliento. Sintiendo el latir de mi corazón como se dispara.
Notas subir el calor por tu cuerpo, notas la respiración honda, muy intensamente se dirige hacia ti. Y sus manos, te van acariciando. Te rozan el pezón. Se te eriza la piel. Notas como se invade la vagina de calor. Sientes como se expande para que entre el placer. Estás mojada.
¿Quien me deseará hoy?
¿Quien me tocará?
¿Quien se acariciará pensando en mis pechos?
Hace tanto tiempo que no conozco a nadie interesante, o ¿debería decir encontrarme?, nadie que me llame la atención.
Una vez estuve en una estación de tren (como todos los días). Eran las 18h mas o menos, sentada en un banco, mientras miraba a la gente pasar me encerré en mi mundo.
Conecté los auriculares al móvil, comencé a escuchar Jason Mraz y comencé a tocarme los pecho, allí delante de la gente, allí en la estación de tren. Allí en la hora punta. Cómo me excitaba!
Estaba en la estación de tren El Clot en Barcelona y en esos ventanales redondos me imaginaba a las personas asomándose, para mirar. O tal vez pasó en realidad.
“Estoy tocándome, con mis caricias y mis pechos, nadie mas- me decía- No existen esas personas alrededor. Veo pasar un tren, está lleno de gente y me meto en él. Es como si sintiera meterme dentro de una vagina, cerradita y mojadita.
Mientras siento a todas las personas a mi alrededor, las noto que me miran de reojo y algunos muy directamente.
Una mano -esa mano no es mia! – me toca el pecho derecho, me pellizca el pezón. Subo los brazos para sujetarme en la barra de arriba que hay en el techo del vagón. Deseo no ver quien me toca. Se rompería mi excitación.
Así que le dejo hacer. MI pecho abarca toda su mano, o ¿es al revés?.
Debe tener unas manos grandes – pienso yo- No quiero mirar, cierro los ojos y me dejo sentir. La mano se mueve, se va de mi pecho. Desparece, no la noto en ningun lugar.
Ahora ha decidido levantar mi falda de vuelo – es mi falda romántica, de volantes, de color marrón con puntilla en la parte del final de la falda- me muevo mas cerca de la puerta, de la que no se abre cuando llega a una estación.
Hay tanta gente en el vagón.
Noto sus pectorales en mi espalda. Me levanta un poco la falda por la parte de atrás, por mi culo y me mete los dedos en mi vagina. Oh dios! que gozada! me siento tan terriblemente excitada!
Nadie sabe donde estan sus dedos, o si lo saben no lo se si nos estan mirando, sigo con los ojos cerrados.
Noto su pene rozarme la nalga. No lo mete. Aunque me muero de ganas.
El tren se para en mi destino y decido salir corriendo de allí. NO paro de correr. Llego a casa y voy al baño. Saco del cajón a mi juguete favorito y pongo el volumen de la radio a tope. Quiero gritar de placer con mi juguete, correrme hasta desgastarme.